Por: Camilo Arteaga Duran
Tras la victoria obtenida por la juventud, que hizo retroceder el primer texto de la reforma tributaria, Fajardo exhibi贸 uno de sus m谩s marcados y repugnantes rasgos: el oportunismo. Ah铆 s铆 ya no fue tibio, lo calentaron sus ganas de figurar y de adjudicarse una victoria en la que ni de acompa帽ante sirvi贸, porque al contrario, hab铆a exhortado a la gente a no marchar ya que seg煤n 茅l eso no ten铆a sentido. Lo hizo p煤blicamente y sin el m谩s m铆nimo sonrojo. Y sin sonrojo tambi茅n sali贸 a decir, cuando vio que las manifestaciones s铆 serv铆an, que hab铆a triunfado la movilizaci贸n ciudadana y que ahora segu铆a el paso m谩s importante que era dialogar con Duque. Fajardo parece desconectado de la realidad del pa铆s, pues a Duque siempre se le ha invitado al di谩logo. Es 茅l quien se ha negado y en cambio ha enviado a sus tropas de salvajes uniformados a golpear y a asesinar a los inconformes. “¡Tierra llamando a Fajardo, Tierra llamando a Fajardo!”.
Los asesinados por el Estado no tuvieron cabida en los trinos de Fajardo, a ellos los desplaz贸 su vanidad, le interes贸 m谩s mencionar sus propuestas vac铆as y lugares comunes que los nombres de las v铆ctimas o, al menos, una frase generalizadora que los diferencie y exalte, pero ni eso. El oportunismo domin贸 a Fajardo y a su socia Claudia, as铆 como a la mal llamada “coalici贸n de la esperanza”. Todos quisieron figurar en el triunfo que 煤nica y exclusivamente le pertenece a los j贸venes, verdaderos h茅roes y m谩rtires de estas sangrientas jornadas.
Pero no puede esperarse m谩s de un pusil谩nime y c贸mplice de este genocidio, porque hay que decirlo sin vacilaciones y con voz firme: Fajardo es en gran parte el culpable de esta barbarie al haberse desentendido de sus obligaciones como ciudadano y como supuesto l铆der y haberle mostrado la espalda al pa铆s y茅ndose a ver ballenas en un momento tan crucial para la historia. 脡l es culpable de que hoy nos gobierne un narcotraficante soci贸pata e insaciable carnicero como 脕lvaro Uribe, heredero del cartel de Medell铆n, la peor organizaci贸n criminal de la que se tenga datos, la misma con la que tambi茅n se asocia a Fajardo, pues la “Donbernabilidad” es innegable, as铆 las pruebas hayan sido recabadas de forma ilegal (no es un asunto de formas sino de fondo).
Fajardo no solo es un vil oportunista sino el mayor de los c贸mplices de lo que hoy vivimos; adem谩s, obviamente, un c铆nico sin remedio.
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