Por: Camilo Arteaga Durán @EpicuroDeSamos_
En 2015, Cuando Alejandro Gaviria era Ministro de Salud, el paÃs quedó atónito ante su respuesta: “Es un caso complicado, debemos ser sensibles ante esta tragedia, pero tenemos que cuidar los recursos de la salud”.
El alto funcionario habÃa decidido priorizar el dinero antes que la vida de Camila Abuabara, una joven medellinense de 25 años de edad que sufrÃa de cáncer y necesitaba con urgencia un trasplante de médula ósea. Según la recomendación de los expertos, la compleja cirugÃa y el tratamiento experimental debÃa realizarse en el MD Anderson de Cáncer de Houston, en los EEUU, el instituto adecuado para dicho fin. La familia de Camila logró, después de una larga lucha, que un Tribunal de MedellÃn lo autorizara.
De no creer:
Fue el propio Ministro de Salud quien apeló la decisión del Tribunal para evitar el tratamiento a Camila en los EEUU, bajo el argumento de no sentar un precedente en la autorización de tratamientos de alto costo para los usuarios del sistema de salud colombiano, ya que eso resultaba oneroso para el mismo. Agregó que el procedimiento podÃa hacerse en Colombia, donde salÃa más barato.
La batalla se trasladó a las redes sociales:
Con el HT #MinistroNoMateACamila, el debate sobre esta desalmada decisión de Gaviria subió a su punto más álgido. La propia Camila usó la etiqueta y le suplicó al Ministro de Salud que no la dejara morir. Gaviria volvió defenderse alegando que se debÃan cuidar los recursos estatales.
Desenlace fatal:
Menos de dos meses después de realizada la intervención en una clÃnica de MedellÃn, Camila falleció. El retraso en las autorizaciones, el retroceso en las decisiones iniciales de la Justicia, el haberle practicado el procedimiento en un lugar diferente al recomendado por los especialistas, pudieron haber sido factores que incidieron en el prematuro deceso de Camila Abuabara, la joven que se convirtió en sÃmbolo de la lucha de la gente del común por acceder a un tratamiento médico.
El debate sigue vigente:
Tanto por las criticas al sistema de salud como por la decisión del entonces Ministro. Es claro que Gaviria antepuso lo económico a lo vital, prefirió incluso contradecir y pelear con la justicia antes que autorizarle el tratamiento a Camila, y sin el menor asomo de vergüenza o culpabilidad, expreso: “Camila será recordada como un ejemplo para cientos de colombianos que no se rinden ante las adversidades de una grave enfermedad y que demuestran las ganas de vivir hasta el último momento”.
Este siniestro personaje ahora suena como precandidato presidencial, lo impulsa un sector del partido Verde que tiene serios cuestionamientos sobre posibles casos de mega corrupción como Hidroituango, el Metro elevado de Bogotá y otros, asà como denuncias a algunos de sus militantes sobre presuntos casos de abuso sexual. Con él quieren reemplazar a Fajardo, que se les quemó un año antes.
Cabe resaltar que Gaviria no ha confirmado si será candidato o si definitivamente no participará en las justas por llegar al Palacio de Nariño en 2022, lo cierto es que carece de peso moral para ocupar tan alta dignidad.
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